lunes, 21 de marzo de 2016

La primera de muchas noches

Abre los ojos asustada. La oscuridad la envuelve.

Con una mano se tapa la boca procurando no gritar, mordiéndose con fuerza. Está empapada en sudor a pesar del frío del invierno.

Tantea con la otra mano hasta localizar el pequeño interruptor de la lámpara que tiene sobre la mesilla de noche. Lo pulsa y tras cerrar los ojos un instante, habituándose a la luz, vuelve a abrirlos.

Se sienta en la cama procurando serenarse. Le sangra ligeramente la mano pero ahora mismo no se da cuenta de nada, sólo inspira y expira lentamente hasta que su respiración vuelve a ser normal. Cuando consigue calmarse se levanta, un escalofrío recorre su espalda.

Sale de su habitación y se dirige a tientas hasta la cocina donde ya si, enciende la luz. De la nevera saca una botella de agua, se apoya en la encimera y con los ojos ligeramente cerrados da un largo trago. Tenía la boca seca.

Mira a su alrededor hasta localizar el paquete de tabaco y un mechero. Le tiemblan las manos mientras se acerca el cigarro a los labios y le prende fuego. Aspira lentamente, saboreando cada minúscula partícula de aire contaminado con nicotina que entra en sus pulmones. Cada cigarro le quita minutos de vida pero, ¿qué más da?

-¿Qué haces aquí?-la voz la sobresalta. Observa a su interlocutor. Despeinado, con ojos de sueño, los pantalones caídos y la camiseta arrugada. Una de sus manos restriega un ojo, el otro la observa.

Ella no contesta, simplemente le mira y se encoge de hombros expulsando lentamente el humo por sus labios entreabiertos. Él le quita el cigarro de entre los dedos, dejándolo en el cenicero. Toma su mano herida y la examina frunciendo el ceño. 

Es consciente que ella no quiere hablar, nunca lo hace, se guarda las cosas para sí misma aunque él sabe lo que le ocurre. Toma un paño, lo humedece bajo el grifo y con delicadeza limpia los restos de sangre de su mano. Ella se deja hacer, sabe que discutir con él es imposible, sobre todo a esas horas de la madrugada.

-No puedes seguir así-murmura entre dientes-Tienes que dormir

-Lo sé, pero no puedo-un suspiro acompaña a su confesión. Aparta la mano, procurando no parecer brusca. Vuelve a llevarse la botella de agua a los labios. Se siente observada, estudiada, diseccionada. No es fácil tener secretos para alguien que te conoce desde hace años.

-Duerme conmigo-Esas palabras hacen que se atragante. Deja la botella mientras un ataque de tos la hace doblarse en dos. Cuando consigue volver a respirar con normalidad se incorpora y le mira. Él no se ha movido ni un ápice. No hay nada en su expresión que haga pensar que no está hablando totalmente en serio.

-¿Qué?-la pregunta no tiene sentido, le ha escuchado perfectamente-¿Por qué?

-Porque no puedes dormir-sonríe, pero ella se revuelve inquieta.-Tranquila, sólo dije dormir.

-Eso ya lo sé-quizás está demasiado a la defensiva, pero no se esperaba esa propuesta. Una cosa era antes y otra ahora. Busca su cigarro olvidado en el cenicero y ya consumido. Él espera una respuesta cruzado de brazos, con paciencia, como si tuviera todo el tiempo del mundo, como si no fueran las tres de la madrugada y no tuviera que levantarse en unas horas para irse a trabajar.-Está bien-cede a sabiendas que si no lo hace él tampoco dormirá.

Ambos sale de la cocina, él delante guiándola, ella detrás tras apagar la luz. A oscuras llegan a la habitación de él. Ella mira al otro lado del pasillo, a su dormitorio, donde la luz de la mesilla que dejó encendida ya no luce. Supone que él la apagó antes de dirigirse a buscarla.

Se meten en la cama, cada uno en un extremo, sin tocarse. Él de cara a ella, ella de espaldas a él. No puede cerrar los ojos, lo intenta una y otra vez pero siempre termina abriéndolos. Suspira pero no se mueve, no quiere despertarle.

-Debes intentarlo-su susurro le indica que no es la única que se mantiene despierta. Se gira, poniéndose de cara a él. La escasa luz le permite ver que tiene los ojos abiertos.

-¿Es mucho pedir que me abraces esta noche?-Quizás sea una pregunta demasiado íntima para la situación de ambos. No dice nada, simplemente se tumba boca arriba extendiendo un brazo para que ella se acurruque contra él. Ella se arrastra por la cama hasta llegar a su lado, pone la cabeza en su hombro mientras los brazos de él se estrechan sobre su cuerpo.-Gracias...

-Siempre que quieras-murmura dejando un beso sobre su cabeza. Ella por fin cierra los ojos, sabiendo que sus palabras son sinceras. 

jueves, 17 de marzo de 2016

San Patricio

Feliz día de San Patricio!!!

Dios, que ganas me están dando de coger un avión y presentarme allí. Hoy es el día grande aunque me tendré que conformar con irme a alguna Irish tavern de aquí. Sólo espero que estén a la altura.

Al final la perderás

No sé que siento más si impotencia, tristeza o rabia.
La escucho hablar, se desahoga conmigo y me jode verla así. Estoy harta de ese tipo. ¿Acaso no valora lo que tiene? ¿A qué cuxo está jugando?
Si, es posible que ella sea complicada algunas veces, ¿quién no lo es? Pero es muy fácil quererla y aún más hacerla feliz.
Hay cosas que nunca cambian y por lo visto, él es una de ellas.

martes, 8 de marzo de 2016

Conversaciones

-….

Siento sus ojos sobre mi rostro y me giro a mirarlo. Creo que me ha preguntado algo pero no estoy segura, la verdad es que no le estaba escuchando sino que estaba sumida en mis pensamientos, tan desconectada de todo que ni me había dado cuenta de que me había dicho algo hasta que se ríe.

-Perdona, ¿qué?-pregunto aturdida volviendo a la realidad. Su risa se hace más fuerte y siento que los colores me suben a las mejillas.

-¿Dónde estabas?-pregunta entre risas, lo que hace que mi vergüenza aumente. Niego con la cabeza y le doy una rápida calada a mi cigarro. Me mira con desaprobación, sé que no le gusta que fume pero es un hábito difícil de eliminar-Te preguntaba que qué tal se vive con Juanjo.

Se me cae el cigarro de entre los dedos y lo miro estupefacta-¿Cómo cuxo sabes eso?

Una sonrisa socarrona asoma a sus labios y menea la cabeza. De pronto es como si mi mente empezara a funcionar a toda velocidad. Sé que yo no se lo he dicho y doy por supuesto que él tampoco, sus amigos ni siquiera saben cómo me llamo y con mis padres no creo que haya hablado. 
En seguida caigo en cómo se ha enterado y frunzo el ceño-¿Lo has vuelto a hacer verdad? Has estado leyéndome.

Sé que mi tono es furioso pero en realidad no porque me lea sino porque es mi espacio personal, un sitio donde desahogarme sin pensar y me asusta el hecho de que alguien más lo sepa. Por sus ojos sé que es así, es que ni me contesta!

Recojo el cigarro y lo aplasto contra el cenicero con una mano mientras con la otra sujeto el vaso de café. Tras darle un trago, lo dejo sobre la mesa e inspiro profundamente para calmarme. Él me mira sin decirme nada, esperando que se me pase el cabreo. Me conoce demasiado bien.

Cuando le vuelvo a mirar, se encoge de hombros-Era la única forma de saber de ti.

Me muerdo el labio inferior con fuerza, sé que tiene razón pero sigue sin gustarme-¿Alguien más lo sabe?.

Niega con la cabeza y suspiro aliviada. Vale, si, no me hace ni pizca de gracia pero al menos no es algo que sepa todo el mundo.

-¿Y bien?-vuelve a preguntar mientras espera una contestación por mi parte.

-Es raro-mascullo cogiendo otro cigarro.

-No te rayes-suelta y sé perfectamente a qué se refiere-Debió ser toda una escena-ríe y siento como vuelvo a ponerme colorada al recordarlo-Seguramente fue sólo un lapsus.

-Ya…-Me revuelvo incómoda en el asiento. ¿Se puede saber por qué estoy teniendo ésta conversación con él? Encima se está descojonando de mí en mi cara.-¿Te parece bien?-la pregunta sale sola.

Asiente con la cabeza y me aprieta la mano que tengo sobre la mesa-Pero ten cuidado, ¿vale?


Le miro extrañada. Siempre tengo cuidado. Bueno, no siempre pero de unos años aquí soy bastante más cuidadosa de lo que era.

domingo, 6 de marzo de 2016

06/03/2016

Ayer me pasó una cosa muy rara. Para los que no me conozcan les parecerá una banalidad pero para los que sí, saben que no me gusta mi nombre. Soy simplemente Sam, sin más. Sin embargo me llamó la atención. En fin, me estoy yendo por las ramas, a lo que iba...

Tengo una pequeña manía, bueno tengo muchas ésta es sólo otra más. Siempre, siempre que me ducho a continuación me entra mucha sed. Es como si mi cuerpo absorbiera el agua y reclamase más, por lo que, aprovechando que estaba sola en casa, tras la ducha me fui a la cocina a coger una botella de agua.

Mientras estaba abriendo el frigorífico oí abrirse la puerta, lo que significaba que JJ acababa de llegar. No es que me hiciera mucha gracia encontrarme con él de esa guisa, recién duchada, en toalla, con el pelo empapado y descalza pero bueno. Esperé a que se fuera a su cuarto y en cuanto tuve la sensación de que así era fui corriendo al mío. Para llegar a las habitaciones hay que pasar por el salón y a cuadros me quedé al encontrarme allí a JJ. Esto no hubiera sido tan malo si no hubiera ido acompañado de otras dos personas.

Mi cara, un poema, la suya lo mismo y la de los otros dos chicos ni os cuento. Pedí disculpas y me fui corriendo a mi habitación muerta de vergüenza. Si de por si esto ya era embarazoso, escuchar como se metían con JJ los otros me hizo sentirme aún peor. Sin embargo fue su respuesta lo que me desconcertó.

-Esa es Carol, mi compañera de piso.

¿Carol? ¿En serio? Nadie me llama así, bueno sólo mi madre. Es más, siempre que me presentan a alguien lo hacen como Sam. ¿Desde cuándo soy Carol? En fin, me he rayado. Llevo desde ayer dando vueltas inquieta, no tuve ocasión de preguntarle el porqué se había referido a mi con ese nombre y empiezo a plantearme que quizás no haya sido tan buena idea.

No sé ya qué pensar, en fin espero poder preguntarle cuando le vea porque me estoy haciendo unas pajas mentales que flipas y no puede ser.

viernes, 4 de marzo de 2016

04/03/2016

Buenos, pues ya es oficial. Me he vuelto a mudar, ésta vez de casa de mis padres a casa de un amigo. Lógicamente, todavía no la siento como propia, para eso aún debe pasar algún tiempo pero todas mis cosas están ya organizadas.

Como bien le comentaba a alguien el otro día, ha sido una mudanza rápida. No tengo muchas cosas propias, por lo que cambiar de vida me resulta muy fácil.

Se me hace extraño disponer de tanto espacio y libertad. Si bien es cierto que en Irlanda hacía lo que se me antojaba, el tema del espacio era bastante confuso pues aquello parecía una colmena.

Las noches son lo más extraño, pues aunque de día dispongo de toda la casa para mi, a partir de las 7 de la tarde me siento cohibida con la presencia de mi compañero de piso. No debería pues le conozco desde hace años pero no olvido que es su casa y que debo comportarme cuando está él.
a ver, tampoco es que haga locuras cuando no está, simplemente es que no me he acostumbrado a cenar con él todas las noches y hacer vida diurna.

En fin, sólo espero no haberme equivocado esta vez que ya he perdido la cuenta de cuántas veces he tomado una mala decisión en mi vida.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Volviendo a casa (Segunda parte)

Mientras la afilada lanceta trazaba cortes por la espalda de ella, el otro ser no dejaba de preguntarse cómo era posible que su anterior creación hubiera sido borrada del lienzo.

Los gritos y gemidos ahogados de ella se mezclaban con el olor a óxido y sal de su sangre. La tenue luz de las velas trazaban sombras a lo largo de la estancia, pudiendo hacer creer a cualquier otra persona que observara la escena que los dos seres que se encontraban sobre el trono estaba siendo observados por miles de demonios tan sádicos y crueles como lo eran ellos mismos.

-Querida…-un suspiro en tono de interrogación fue todo lo que recibió en respuesta-¿Qué ocurrió con tus anteriores alas?-su pregunta no escondía ninguna maldad, sólo destilaba preocupación y quizás algo de curiosidad.

Los ojos de ella se abrieron reflejando un gesto de dolor que nada tenía que ver con el hecho de que su espalda estuviera siendo mutilada. Volvió a cerrar los párpados esperando que él no se hubiera dado cuenta.

-No tienes que contármelo si no quieres-su voz, por lo general oscura, se había vuelto tierna.

Ella negó con la cabeza y esperó a que él terminara de dibujar una pequeña pluma en su espalda antes de hablar.

-Me quemé-susurró como toda respuesta. El silencio se hizo mientras, pacientemente, él esperaba que ella añadiera algo más-Tus alas me dieron el valor y la fuerza para volver a volar, para escapar de todo y de todos. Volé libre cual pájaro hasta que me acerqué demasiado al sol. Quizás…-se mordió los labios con fuerza hasta hacerse sangre, reprimiendo el dolor que sentía al recordar-No debí haberme acercado pero ya sabes cómo es. Somos seres oscuros, venimos de la noche, la luz no está hecha para nosotros y sin embargo nos atrae.

Se quedó pensativa mientras su hermano rodeaba su cintura pasando sus largos dedos por su costado.

-¿Te han hecho daño?-su voz se había convertido en un rugido y ella se echó a reír.

-¿Daño? ¿A mi?-su risa sonaba extraña, como campanillas rotas chocando unas contra otras-No… sólo fue una ilusión.

Ella se giró, quedando acurrucada en el regazo de su hermano. Alzó el brazo izquierdo y le mostró las cicatrices que el fuego y la lanceta habían hecho en su piel años atrás.

-¿Recuerdas? Todo saldrá bien, semper fi…-su susurro resonó en la estancia como una brisa gélida.

-Ahora que has vuelto a casa estarás bien-la sonrisa en su rostro dejó ver dos colmillos afilados. Ella se los quedó mirando y una extraña mueca, mezcla de diversión y lascivia, transformó su rostro. Ladeó la cabeza, dejando que sus oscuros cabellos cayeran en cascada sobre su hombro izquierdo, y expuso el lado derecho de su cuello a aquellos labios hambrientos y deseosos de sangre.

-Dame vida…-murmuró mirándole con los ojos entrecerrados antes de que su cuerpo quedara envuelto por un manto ácrata y el dolor de unos colmillos afilados rasgaran la piel de su garganta.


Continuará…

martes, 1 de marzo de 2016

01/03/2016

Porque si, porque las cosas cambian porque nada vuelve a ser lo mismo. Te rompes, te recompones, te adaptas y sigues adelante.

¿Qué no me quieres? Pues nada, tú te lo pierdes. Que si, que hemos tenido nuestros momentos de sexo y lujuria pero ya. No soy tu juguete, no puedes tenerme cuando quieras, ya no. Valgo mucho más que eso aunque hubo una época en que lo olvidé, pero sigo adelante.

Me cansé de hacer maletas, de ir de un lado para otro. Ya no quiero seguir huyendo, ni quiero seguir escondiéndome del mundo. Estoy aquí y lo digo con voz alta y clara: ME QUEDO.

Sí, es posible que haya tardado en darme cuenta pero tengo luz propia. Puede que no sea más que una pequeña cerilla pero la voy a proteger hasta que vuelva a ser una hoguera que queme toda la oscuridad que tengo dentro de mí.

Me sorprende la gente que se ha dado cuenta del cambio, porque la hay. La misma persona que me dijo que era oscura me preguntó qué me había pasado para volver a ver esa luz en mis ojos. No son grandes cambios, sino sutiles pero las personas que te aprecian de verdad son las que notan enseguida cómo te encuentras.


Así que voy a aceptar su ofrecimiento. No será fácil, pero nada en la vida lo es. 

El mundo sigue girando


Normalmente no lo planeas simplemente pasa. Tu mundo cambia y de repente sientes que has quemado otra etapa. Pierdes a alguien, porque se fue, porque te echó o porque lo echaste. Cuesta adaptarte, parte de ti quiere vivir como antes, no sabes cómo vas a hacer para seguir adelante.

Nadie puede enseñarte a vivir los momentos frustrantes. A ratos crees estar seguro de que vas a ahogarte. Se han llevado la orilla a otra parte, nadar no parece siquiera importante. 

Los consejos suenan vacíos e significantes. Tu mundo es tuyo, a ti no puede entenderte nadie. 

El dolor poco a poco se convierte en tristeza y es incluso peor porque afecta el motor y no deja que arranques las ganas en tu cabeza. 

Dos opciones ahora se presentan: ¿te dejas llevar o te frenas? 

Te puedes hundir en la pena o puedes luchar contra ella. 

Acepta la ayuda de fuera, pero no olvides que es tu problema, tú debes ser el que lo enfrenta, tú debes ser quien lo resuelva.

Hay una salida que espera por cada laberinto en el que te metas, y eres uno mientras la buscas, y pasas a ser otro cuando la encuentras. Nunca es la misma persona aquella que sale que aquella que entra. 

Cada experiencia te esculpe y esculpir es quitar lo que sobra a la fuerza. No busques finales de cuentos, los cambios ocurren y no hay moralejas. Si hay una cosa que sea cierta es que ninguna amargura es eterna. 

De las cenizas del fuego que consumió a aquel hombre que yo era resurjo con fuerza. No es una pose, no lo hago para que me crean, es una certeza. 

No existe ese golpe que pueda dejarme tirado en la arena, no hasta que me muera, ya no, no hasta que sepa que cumplí mis metas. 

¡Soy yo! Aquello que queda y no los recuerdos que la vida arranca y se lleva. 
Hoy sé que añoro montones de cosas y sé que nunca volveré a tenerlas. 

El mundo sigue girando. 

Y soy un golpe más sabio, un golpe más realista, un golpe más preparado. 

El miedo es de sensatos, pero rendirse a él es de mediocres, 
Podré tener muchos fallos, pero no seré de los que se esconden. 
Vivir es la asignatura que estudias año tras año, y no hay vacaciones, solo lecciones mi hermano, se aprende de los errores. 

Tampoco es que sea complicado, es cuestión de tiempo que te equivoques, Pero si he aprendido algo es que todo depende de como lo enfoques. 

Confieso que he dudado, me hundí y desde ahí abajo daba la sensación de que, no valía la pena intentarlo, pero… VUELVO! 

Renovado como el ave que nace del fuego, lleno de nuevos proyectos, quiero intentarlo de nuevo.   Hoy prometo poner todo mi esfuerzo en hacerlo siempre de acuerdo con lo que siento en cada momento. Contradictorio y complicado, así soy yo, con mis virtudes y pecados, pero yo. No hay una norma superior a la que dice que yo debo de mostrar valor y ánimo. 

Frente a los planes que no salen y la decepción, seré un ejemplo de completa determinación. 
Seré el corcho en la tormenta, aunque llueva, mi cabeza siempre atenta y siempre fuera. 
Nadie podrá ser capaz de hacer que no me crea que tengo fuerza para hacer y pasar lo que sea. 

Aquí despido a los demonios del tipo que era y me quito la mochila que tenía llena de piedras. 
Un nuevo yo despierta, un nuevo yo mejor de lo que era. 

He dejado que las cosas sucedieran pero vuelvo a ser yo el tipo que retoma el control de sus riendas. Un nuevo enfoque, una nueva era, nueva promesa de enfrentar lo que quiera que venga. Le digo adiós a la tristeza; gracias por la compañía pero debemos dejarlo princesa. 

Hoy se que la limitación estaba en mi cabeza, que la energía existía aunque no la viera… Tenía derecho a descansar en mi ratito de pena, pero ya no, pero ya pasó, ya pasó.
Cuando se muda lo de afuera, esto es lo que queda: ENERGÍA!

El Chojin