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lunes, 21 de marzo de 2016

La primera de muchas noches

Abre los ojos asustada. La oscuridad la envuelve.

Con una mano se tapa la boca procurando no gritar, mordiéndose con fuerza. Está empapada en sudor a pesar del frío del invierno.

Tantea con la otra mano hasta localizar el pequeño interruptor de la lámpara que tiene sobre la mesilla de noche. Lo pulsa y tras cerrar los ojos un instante, habituándose a la luz, vuelve a abrirlos.

Se sienta en la cama procurando serenarse. Le sangra ligeramente la mano pero ahora mismo no se da cuenta de nada, sólo inspira y expira lentamente hasta que su respiración vuelve a ser normal. Cuando consigue calmarse se levanta, un escalofrío recorre su espalda.

Sale de su habitación y se dirige a tientas hasta la cocina donde ya si, enciende la luz. De la nevera saca una botella de agua, se apoya en la encimera y con los ojos ligeramente cerrados da un largo trago. Tenía la boca seca.

Mira a su alrededor hasta localizar el paquete de tabaco y un mechero. Le tiemblan las manos mientras se acerca el cigarro a los labios y le prende fuego. Aspira lentamente, saboreando cada minúscula partícula de aire contaminado con nicotina que entra en sus pulmones. Cada cigarro le quita minutos de vida pero, ¿qué más da?

-¿Qué haces aquí?-la voz la sobresalta. Observa a su interlocutor. Despeinado, con ojos de sueño, los pantalones caídos y la camiseta arrugada. Una de sus manos restriega un ojo, el otro la observa.

Ella no contesta, simplemente le mira y se encoge de hombros expulsando lentamente el humo por sus labios entreabiertos. Él le quita el cigarro de entre los dedos, dejándolo en el cenicero. Toma su mano herida y la examina frunciendo el ceño. 

Es consciente que ella no quiere hablar, nunca lo hace, se guarda las cosas para sí misma aunque él sabe lo que le ocurre. Toma un paño, lo humedece bajo el grifo y con delicadeza limpia los restos de sangre de su mano. Ella se deja hacer, sabe que discutir con él es imposible, sobre todo a esas horas de la madrugada.

-No puedes seguir así-murmura entre dientes-Tienes que dormir

-Lo sé, pero no puedo-un suspiro acompaña a su confesión. Aparta la mano, procurando no parecer brusca. Vuelve a llevarse la botella de agua a los labios. Se siente observada, estudiada, diseccionada. No es fácil tener secretos para alguien que te conoce desde hace años.

-Duerme conmigo-Esas palabras hacen que se atragante. Deja la botella mientras un ataque de tos la hace doblarse en dos. Cuando consigue volver a respirar con normalidad se incorpora y le mira. Él no se ha movido ni un ápice. No hay nada en su expresión que haga pensar que no está hablando totalmente en serio.

-¿Qué?-la pregunta no tiene sentido, le ha escuchado perfectamente-¿Por qué?

-Porque no puedes dormir-sonríe, pero ella se revuelve inquieta.-Tranquila, sólo dije dormir.

-Eso ya lo sé-quizás está demasiado a la defensiva, pero no se esperaba esa propuesta. Una cosa era antes y otra ahora. Busca su cigarro olvidado en el cenicero y ya consumido. Él espera una respuesta cruzado de brazos, con paciencia, como si tuviera todo el tiempo del mundo, como si no fueran las tres de la madrugada y no tuviera que levantarse en unas horas para irse a trabajar.-Está bien-cede a sabiendas que si no lo hace él tampoco dormirá.

Ambos sale de la cocina, él delante guiándola, ella detrás tras apagar la luz. A oscuras llegan a la habitación de él. Ella mira al otro lado del pasillo, a su dormitorio, donde la luz de la mesilla que dejó encendida ya no luce. Supone que él la apagó antes de dirigirse a buscarla.

Se meten en la cama, cada uno en un extremo, sin tocarse. Él de cara a ella, ella de espaldas a él. No puede cerrar los ojos, lo intenta una y otra vez pero siempre termina abriéndolos. Suspira pero no se mueve, no quiere despertarle.

-Debes intentarlo-su susurro le indica que no es la única que se mantiene despierta. Se gira, poniéndose de cara a él. La escasa luz le permite ver que tiene los ojos abiertos.

-¿Es mucho pedir que me abraces esta noche?-Quizás sea una pregunta demasiado íntima para la situación de ambos. No dice nada, simplemente se tumba boca arriba extendiendo un brazo para que ella se acurruque contra él. Ella se arrastra por la cama hasta llegar a su lado, pone la cabeza en su hombro mientras los brazos de él se estrechan sobre su cuerpo.-Gracias...

-Siempre que quieras-murmura dejando un beso sobre su cabeza. Ella por fin cierra los ojos, sabiendo que sus palabras son sinceras. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

Volviendo a casa (Segunda parte)

Mientras la afilada lanceta trazaba cortes por la espalda de ella, el otro ser no dejaba de preguntarse cómo era posible que su anterior creación hubiera sido borrada del lienzo.

Los gritos y gemidos ahogados de ella se mezclaban con el olor a óxido y sal de su sangre. La tenue luz de las velas trazaban sombras a lo largo de la estancia, pudiendo hacer creer a cualquier otra persona que observara la escena que los dos seres que se encontraban sobre el trono estaba siendo observados por miles de demonios tan sádicos y crueles como lo eran ellos mismos.

-Querida…-un suspiro en tono de interrogación fue todo lo que recibió en respuesta-¿Qué ocurrió con tus anteriores alas?-su pregunta no escondía ninguna maldad, sólo destilaba preocupación y quizás algo de curiosidad.

Los ojos de ella se abrieron reflejando un gesto de dolor que nada tenía que ver con el hecho de que su espalda estuviera siendo mutilada. Volvió a cerrar los párpados esperando que él no se hubiera dado cuenta.

-No tienes que contármelo si no quieres-su voz, por lo general oscura, se había vuelto tierna.

Ella negó con la cabeza y esperó a que él terminara de dibujar una pequeña pluma en su espalda antes de hablar.

-Me quemé-susurró como toda respuesta. El silencio se hizo mientras, pacientemente, él esperaba que ella añadiera algo más-Tus alas me dieron el valor y la fuerza para volver a volar, para escapar de todo y de todos. Volé libre cual pájaro hasta que me acerqué demasiado al sol. Quizás…-se mordió los labios con fuerza hasta hacerse sangre, reprimiendo el dolor que sentía al recordar-No debí haberme acercado pero ya sabes cómo es. Somos seres oscuros, venimos de la noche, la luz no está hecha para nosotros y sin embargo nos atrae.

Se quedó pensativa mientras su hermano rodeaba su cintura pasando sus largos dedos por su costado.

-¿Te han hecho daño?-su voz se había convertido en un rugido y ella se echó a reír.

-¿Daño? ¿A mi?-su risa sonaba extraña, como campanillas rotas chocando unas contra otras-No… sólo fue una ilusión.

Ella se giró, quedando acurrucada en el regazo de su hermano. Alzó el brazo izquierdo y le mostró las cicatrices que el fuego y la lanceta habían hecho en su piel años atrás.

-¿Recuerdas? Todo saldrá bien, semper fi…-su susurro resonó en la estancia como una brisa gélida.

-Ahora que has vuelto a casa estarás bien-la sonrisa en su rostro dejó ver dos colmillos afilados. Ella se los quedó mirando y una extraña mueca, mezcla de diversión y lascivia, transformó su rostro. Ladeó la cabeza, dejando que sus oscuros cabellos cayeran en cascada sobre su hombro izquierdo, y expuso el lado derecho de su cuello a aquellos labios hambrientos y deseosos de sangre.

-Dame vida…-murmuró mirándole con los ojos entrecerrados antes de que su cuerpo quedara envuelto por un manto ácrata y el dolor de unos colmillos afilados rasgaran la piel de su garganta.


Continuará…

lunes, 29 de febrero de 2016

Volviendo a casa

Cruzar el umbral de aquella mansión le hacía sentir extraña. Había estado allí muchas veces y sabía bien lo que se escondía detrás de cada puerta mientras recorría el oscuro y sinuoso pasillo.

Inspiró profundamente antes de abrir las enormes puertas del fondo. Estaba nerviosa ¿y si no era bien recibida? Había pasado demasiado tiempo desde la última vez…

Tras unos segundos de vacilación tomó el pomo con mano temblorosa y lo giró. Al entrar en aquella estancia de cuyas paredes pendían oscuros cortinajes se echó a temblar, más por sentirse rechazada que por el “horror” que aguardaba en su interior. Pero cuando entró y sus ojos se habituaron a la oscuridad sonrió para sí. Nada había cambiado y al fondo de la sala pudo observar un trono gastado de madera cubierto de telas rojas para que no pudieran distinguirse las manchas que en ellas habían.

-Has vuelto-dijo una voz oscura y profunda como la noche, sobresaltándola. Ella miró hacía donde procedía la voz y asintió, sólo una vez.

-Nunca me fui-contestó ella.

De pronto un halo de oscuridad más intensa que la anterior se cernió sobre ella y el frío que sentía en su interior quedó cubierto con unas alas gigantes llenas de plumas negras y rojas. Se cobijó en ellas, dejándose llevar y sintiendo el calor y la suavidad que la envolvía.

-Te he traído algo-musitó con voz queda-Quizás así puedas perdonarme por no haber regresado antes.

-Ah, ¿sí?-la voz se tornó curiosa y ella pudo adivinar una sonrisa ladina en el rostro de su interlocutor-Eso puede esperar, me alegra que estés de vuelta.

Esas palabras la hicieron sonreír. Lo había extrañado, a él y a los macabros juegos que se traían entre manos.

-¿Podemos jugar?-preguntaron al unísono. Se echaron a reír. Si, las cosas no habían cambiado.

Con un movimiento de su mano, despidió al resto de personas que había en la sala. En cuanto salieron se volvió hace ella-¿Cómo están Salem y Diablo Canyon?

-Ahora lo ves-contestó ella riéndose mientras dejaba caer la oscura capa que llevaba consigo. Se dio media vuelta y la luz de las titilantes velas que daban luz a la estancia hicieron brillar las complejas cicatrices que cubrían su cuerpo.

Se sintió observada pero no incómoda. Sabía que le gustaba lo que veía, no por su cuerpo sino por la obra de arte que él había realizado durante muchas sesiones años atrás.

-¿Has pensado lo que quieres?-su voz se había tornado más oscura, dando a entender que se encontraba extasiado y quizás también asombrado de que ella estuviera allí de pie ante él sin inmutarse.

-La espalda-dijo ella acercándose al trono donde él ya se había sentado. Él la miró en silencio pues sabía que su espalda era lo que más preciaba de si misma.-Quiero que me vuelvas a dar alas…

Su susurro apenas si se escuchó en la sala ahora vacía a excepción de ambos seres pero ella sabía que lo había oído. Se acercó aún más intentando vislumbrar alguna luz en esos pozos oscuros que tenía por ojos.

De pronto su mano se movió y un objeto acerado brilló en ella. Tuvo que morderse los labios para no sonreír. Ambos querían lo mismo pero por diferentes razones.

Estaban lo bastante cerca como para sentir la electrizante tensión que se palpaba entre ambos. Con un gesto, le ordenó que se sentara sobre él y ella obedeció sin dejar de mirarle a los ojos.

Sentada a horcajadas sobre sus piernas sintió el frío acero recorrer de forma sensual su cuello. Un escalofrío le recorrió la espalda y un suave gemido escapó de sus labios haciendo que sus ojos se entrecerrasen.

Gírate-volvió a ordenar haciendo que ella le obedeciera sin rechistar. Tan pronto se volvió, sintió el estilete cortando su piel a la altura del omóplato derecho. Ahogó un grito mientras una única gota de sangre, caliente y viscosa, brotó del corte, recorriendo su espalda para ser acto seguido, absorbida por una lengua húmeda y cálida.

-Delicioso-susurró el cazador envolviendo la cintura de su presa con su brazo y atrayéndola hacia sí-Juguemos…


Continuará…

jueves, 4 de febrero de 2016

Lo intenté.
Lo intenté, e incluso, llegué a conseguirlo.
Fui rápida. Fui fuerte.
Sobreviví.
Como el ave fénix que renace de sus cenizas, me reinventé.
Salí.
Grité.
Corrí.
Volé.
Y me acerque al sol…
Fue entonces cuando me quemé, como Ícaro, y caí…
Reconocí, tras mucho tiempo, que te quería.
Te lo dije y me alivió.
Y ahora regreso, siempre regreso.
Como una oscura golondrina

En tu balcón, mi nido a colgar…

domingo, 8 de abril de 2012

Una noche cualquiera

Y en la oscura estancia, un extraño olor se alzaba lentamente hasta embargar los sentidos, una mezcla de oxido, sal, terror y dolor, o lo que equivalia... sangre, lagrimas, sudor frío, sollozos y gritos. Esos olores impregnaban hasta el ultimo rincon de la sala.

Y en mitad de la misma, una figura tendida boca abajo sobre un divan, una imprecisa forma de mujer con las ropas ragadas de cintura para arriba, con la espalda cubierta de lo que a primera vista parecian arañazos sin ton ni son pero que si se miraban con más atencion se podían apreciar bellos dibujos, hermosos a su manera. La mujer yacia inconsciente, sin fuerzas tras las interminables horas de deliciosa tortura a las que habia sido sometida. Una silueta sin forma definida estaba sentada a escasos centimetros de ella, escuchando su respiracion irregular, absorbiendo el delicado aroma que manaba de su cuerpo...

Se inclinó sobre ella y con la punta de la lengua recogió las gotas de sangre que corrian por sus costados. La mujer apenas hizo un movimiento casi imperceptible, un gemido se escapó de sus labios inconscientes. Fue entonces cuando la silueta sonrió y se inclinó sobre la mujer recreandose en las heridas infligidas mientas la cubria con un suave manto acrata, invitandola a dormir en un mar de pesadillas.

jueves, 5 de abril de 2012

No es un adiós sino un hasta luego...

Y tras largas noches de espera, desapareció, dejando unicamente a su paso ceniceros rebosantes de colillas, botellas vacías y estrellas caídas.
Ni una nota, ni un adiós. Se marchó sabiendo que si en algún momento la necesitaban se pondrían en contacto con ella pero reconociendo que quizás allí ya no era útil como lo habia sido antaño...

miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Por qué?

Por que hacen lo que hacen? Esa pregunta se repetia en mi mente una y otra vez mientras la miraba. Habia adelgazado lo indecible, se la veía demacrada y ajada, parecía muchos años mayor de lo que era. Aún seguía dandole vueltas a lo que me habia contado, según parecía su marido despues de 10 años la había dejado por otra mujer. No podía darle crédito. Para ella, su marido y sus hijos eran su vida, todos le habian dicho que era una equivocación casarse tan joven y tener hijos tan pronto pero siempre que la habia visto parecía encantada con la vida que llevaba. Siempre hasta...hoy.

Me hervía la sangre por dentro. Cuantas horas se habia pasado ella cuidando de su familia? Trabajaba, llevaba a sus hijos al colegio, hacia todas las tareas del hogar, se desvivia porque cada uno de los miembros de su familia fuera feliz y ella lo era viendolos asi y sin embargo... Él la habia dejado!

No sabia como consolarla, que decirla? que todo iria bien? que estaria mejor sin él? Quizás si fuera así pero ella no lo vería hasta pasado un tiempo y mientras... la pregunta continuaba resonando en mi mente. Por que?

domingo, 5 de febrero de 2012

Reencuentros

En mitad de una sala pobremente ilumanda por apenas un centenar de velas titileantes, se hallaba sobre un trono de madera y oro un oscuro ser de forma indefinida pues no era ni humano ni animal. Alrededor del mismo, centenares de mujeres de todas las razas y religiones se agolpaban para satisfacer hasta sus mas minimas necesidades, le otorgaban todo cuanto pudiera desear más él no cesaba de mirar fijamente la puerta ignorando cualquier halago u regalo que le entregaran.

De pronto las enormes puertas se abrieron de par en par, dejando ver en el vano de las mismas a otro ser igualmente oscuro cubierto de pies a cabeza con una capa de color negro que ocultaba cualquier forma que pudiera dar alguna pista sobre su origen, mas en cuanto sus negros ojos se posaron sobre él las mujeres que le rodeaban se separaron haciendo un pasillo entre ambos seres. El ser de la puerta esbozó una ligera sonrisa mostrando apenas el inicio de unos afilados colmillos comenzando a deslizarse por el improvisado pasillo mientras el ser que estaba en el trono esperaba impaciente agitando sus alas.

Que me has traido?-susurró él dejando que el nuevo ser se sentara sobre sus piernas y le rodeara la cintura con aquellos ropajes. Los ojos negros brillaron en respuesta mientras se inclinaba sobre él y murmuraba unas suaves palabras en un idioma extraño. Las mujeres se removieron inquietas pues no estaban acostumbradas a que su amo y señor las ignorara mientras miraban con recelo al ser que habia reclamado por completo su atencion. Éste sonrió en respuesta a las palabras extrañas y cogiendo un afilado estilete con una mano despidió a sus, hasta ahora, acompañantes con un gesto de la otra mano. Todas salieron con los rostros crispados de rabia mientras el nuevo ser las miraba con una expresión divertida en el rostro.


En cuanto se marcharon cerrando las puertas tras de si, el nuevo ser se levantó despacio y con lentos movimientos dejo caer la capa que habia cubierto por completo su cuerpo dejando ver en su espalda la cabeza de un dragon rodeada por dos alas complejamente tatuadas en la piel sin tinta alguna, era una obra maestra de cicatrices que habian llevado meses de sufrimiento, gritos y dolor. A lo largo del antebrazo izquierdo se podia leer con total claridad la frase "Todo saldrá bien" mientras que en la cara interior de la muñeca, marcado a estilete y fuego se veían las palabras "Semper fi".

Un estremecimiento recorrió el cuerpo de ese ser al recordar todas las noches de cortes y sangre antes de girarse para mirar al otro ser que mantenia los ojos fijos en los cortes ya curados mientras continuaba sosteniendo el estilete. Su ojos se habian vuelto rojos, en ellos brillaba un destello hambriento de sadismo y el nuevo ser extendió el brazo sano para que comenzara una nueva obra en un nuevo lienzo.

Fuera, apoyadas contra las puertas, todas las mujeres que habian estado dentro se agolpaban tratando de escuchar algo y descifrar que estaba sucediendo en el interior, pero solo escuchaban silencio hasta que de pronto unos gemidos ahogados se colaron por entre las rendijas, las mujeres se miraron ¿que estaria pasando dentro? Algunas hervian de ira, otras se miraban desconcertadas pero por mucho que pensaran no adivinarian jamás lo que estaba ocurriendo.Las horas pasaban y los gemidos se convirtieron en gritos acompañados de sollozos.

Cuando al fin las puertas volvieron a abrirse y las mujeres entraron de nuevo, la estancia, que hasta entonces habia sido blanca, estaba cubierta de manchas rojizas, en el suelo se veían jirones de piel y carne. En medio de todo, él sostenia un cuerpo que ahora se descubría femenino entre sus brazos, un cuerpo tembloroso y perlado de sudor y sangre. De la boca del amo caian lentamente gotas calientes, en clara señal de haberse alimentado recientemente. Todas las mujeres se quedaron en silencio mirando la escena horrorizadas hasta que aquel ser femenino de cabellos y ojos oscuros sonrió y extendió una mano temblorosa hacia la mejilla del ser que la sostenia-Gracias....-murmuró

Bienvenida a casa hermanita-sonrió ocultando sus formas con los ropajes hechos jirones y llevandola en brazos hasta su dormitorio donde la dejaria descansar y reponerse hasta la siguiente sesión.

sábado, 21 de enero de 2012

Confesiones de medianoche

Queriendo saber, terminé confesando qué era lo que más me gustaba..

La forma en que tus manos se mueven por mi cuerpo... Los gemidos que se escapan de tus labios... El sonido de tu voz susurrandome entrecortados te quieros... La manera en que me acaricias... La expresión de tu rostro cuando te entierras en mi interior... Los estremecimientos que recorren tu cuerpo cuando la punta de mi lengua se pasea por él... El sabor salado del mismo...

Cosas que quizás a otros les parezcan banales pero que para mi son importantes...

martes, 17 de enero de 2012

Caldeando el ambiente

Un abrazo. Una caricia. Una mirada. Una caida de ojos. Un beso, quizás demasiado cerca de la comisura de los labios. Una sonrisa pícara. Un sonrojo.

Las manos juguetonas que comienzan a deslizarse por la espalda, tratando de colarse bajo la ropa, mientras los dedos trazan dibujos inconexos en la base de la misma. Otras manos, más masculinas se apoderan con deseo de las nalgas. Los cuerpos se juntan, los besos se suceden, primero lentos, casi timidos como comprobando el terreno, luego más apasionados. Se entreabren los labios, las lenguas se enlazan, las salivas se mezclan...

Poco a poco la temperatura va ascendiendo y la ropa se va eliminando de la ecuacion. Los cuerpos semidesnudos se rozan, las manos masculinas abandonan las nalgas para acariciar lso pechos, torturando los pezones, las femeninas rasguñan la cintura de su acompañante en busca de los botones que protegen una hinchazon mas que evidente.

Las lenguas recorren caminos distintos, una recorre la garganta bajando lentamente, la otra se entretiene saboreando el lobulo de la oreja. Los estremecimientos recorren ambos cuerpos, las pieles se erizan. Como si fueran uno solo, se apegan más el uno al otro. Se buscan.

El resto de la ropa que quedaba termina volando por la habitación. Una espalda que se apega en la pared, unas manos que agarran unas nalgas, unas piernas que rodean unas caderas. Las bocas divirtiendose, probandose de mil y una formas mientras los cuerpos se encuentran.

Un gemido ahogado. Movimientos acompasados. Unas uñas que se clavan en unos hombros. Unas manos que agarran ya sin pudor alguno el trasero de su acompañante. Suspiros entrecortados. Respiraciones agitadas...

Una espalda se arquea. Un estremecimiento recorre un cuerpo. Un grito desenfrenado. Un gemido profundo. Una explosión. Calor, mucho calor.

Una noche de pasión.

viernes, 16 de diciembre de 2011

El juego

Se miraban directamente a los ojos, uno frente al otro, evaluandose mutuamente, apenas sin parpadear, como comprobando cual de los dos terminaria rindiendose antes.

¿Capaz o incapaz?-preguntó él con una sonrisa traviesa dibujada en los labios que no le llegaba a los ojos, delatando la intensidad del momento al que se enfrentaban.

Era un juego, o al menos así habia comenzado hacia unos años. Se lanzaban retos a ver cual de los dos era capaz de hacer más cosas que el otro, no importaba lo que fuera, habia que hacerlo... Lo que habia empezado como una forma de superar miedos y salir más fuertes se habia convertido en una insana competitividad, llevandoles a ambos hasta extremos para ninguno sospechados.

Ella entrecerró ligeramente los ojos, no le gustaba el reto al que se enfrentaba, la dejaba desnuda, metaforicamente hablando, tanto si lo hacia como si no, pero no le iba a dejar la satisfacción de darle además poder sobre ella. Iba a desequilibrarle, ese era el método de ella, usaba los retos que él le lanzaba para terminar superandole de todas las formas posibles.

Capaz-contestó con voz suave pero firme mientras pensaba como desestabilizarle. Una lenta sonrisa maliciosa fue cubriendo sus labios. Él se puso tenso, más de lo que ya estaba preguntandose que se propondría ella. Le miró directamente, encontrando su tensión patente en esos orbes oscuros, le estaba poniendo nervioso, ahora ella tenia el poder. Con calma movió los labios hasta formar una sola palabra, una única sílaba...-

Del rostro de él huyó el color mientras ella conservaba la calma, en apariencia. Pensaba que sería lo próximo que le propondría, ahora ella debia encontrar con qué retarle y debia ser rápida antes de que se recuperara.-Confiesa a quien amas con locura, ¿capaz o incapaz?

La pregunta se quedó flotando en el aire mientras ella mantenia la sonrisa, entre sarcástica e irónica sin dejar la malicia. Él se recompuso y asintió-Capaz...-¿por que seguian poniendose contra las cuerdas? Buscaban el dominio sobre el otro, aunque como antes, a veces las respuestas les sorprendian-a ti.

Ella ni se inmutó y él se tensó aún más, perdiendo la calma.-¿Me esperarás?

¿Es un reto?-preguntó ella sonriendo ladinamente

No-negó con la cabeza mirandola

Entonces el tiempo lo dirá-se levantó y se marchó, dando por terminado el juego.... de momento....

domingo, 11 de diciembre de 2011

El guerrero.

Acostumbrado a las riquezas desde el momento de su nacimiento, el guerrero manejaba su carisma y su encanto con la misma destreza con que empuñaba su espada. Valeroso y audaz, regía a todos los que le rodeaban mostrando en toda ocasión el lado más apasionado de su caracter.

Ardiente, salvaje e impaciente, vivía la vida de forma temeraria. No conocía el peligro, no reconocía límites. El mundo era su alimento y había prometido saciarse.

Con el cuerpo, el rostro, la fuerza y el carisma que los dioses le habían dado, se veía acosado por toda mujer que posase los ojos en él. Lo deseaban y soñaban con poseer al orgulloso guerrero cuyas caricias, según se aseguraba, eran lo más cercano al goce paradisiaco que una mujer podía conocer.

Sin embargo, no era un hombre cuyo corazón se domara con facilidad.

Era un hombre que vivía el momento, gozando de todos sus sentidos y satisfaciendo todos y cada uno de sus salvajes deseos. Disfrutaba del placer, ya lo diera o recibiera.

Las escasas mujeres que lograban pasar una noche de éxtasis a su lado presumían de ello ante aquellas que sólo podían soñas con acariciar su exquisito cuerpo.

Porque él era la Pasión. El Deseo. Todo lo que fuera sensual y ardiente.

Como guerrero nato, era respetado y temido por todo el que le conocía.  Sin ayuda alguna y con la destreza propia de los éroes, rechazó el avance de miles de hordas de enemigos, cubriendo su nombre y sureino de gloria y riquezas.

Durante un tiempo, se dijo que sería el soberano de todo el mundo conocido.

Hasta que un brutal acto de traición lo convirtió en el Soberano de la Noche.

Ahora camina por el sombrío reino que separa la Vida del Inframundo. No es ni hombre, ni bestia; su naturaleza es completamente diferente.

Es la Soledad. La Oscuridad.

Una sombra nocturna.

Un espíritu incansable y solitario cuyo destino es salvar a los mismo que lo desprecian y lo temen. No conocerá la paz ni el descanso hasta que encuentre un corazón puro que vea más allá de su lado tenebroso y lo devuelva a la luz.

domingo, 27 de noviembre de 2011

El lobo y la pantera.

No se sabía como, dos animales salvajes y de oscuro pelaje habían acabado encerrados juntos en el mismo lugar. Cada uno en su rincón, se miraban fijamente, evaluándo la capacidad de reacción del otro. Los ojos amarillos de ella contrastaban con los rojos de él, dominando su espacio de la jaula. Ambas fieras se removían inquietas, dos fuerzas imparables tratando de hacerse con todo el cubículo, pero para poder conseguirlo solo existía una forma: debían luchar.

Agazapada sobre una roca, el pelaje de ella se erizó mientras sacaba las garras retráctiles. Él, en su guarida, oculto bajo su cueva, retrajo el morro dejando al descubierto sus enormes colmillos manteniendo las orejas completamente tiesas, atento a cualquier sonido que ella produjera. Ambos se mantenían inmoviles, a la espera de que el otro lanzara el primer ataque. El aire estaba cargado por la tensión del ambiente, la electricidad circulaba de un lado a otro y ambos animales temblaban sobre-excitados por la prevision de lucha.

Un chasquido de una mandibula, el sonido de las garras contra el suelo y se lanzaron el uno sobre el otro. Al encontrarse en mitad de la estancia, el lobo y la pantera se pusieron en pie, apoyandose cada uno en el cuerpo del otro. Ella le rodeaba el torax con sus patas finas y elegantes mientras le clavaba las uñas en los costados tratando de desgarrarle. Él la empujaba hacia atrás con sus anchas y fuertes patas a la vez que trataba de morderla la garganta. Los envites iban y venian, ambos trataban de ganarse el respeto del otro, su rendición, su espacio en aquel lugar. Luchaban a vida o muerte...

Durante horas estuvieron soltandose, alejandose, acercandose y volviendo a engancharse con uñas y dientes el uno al otro. De sus oscuros pelajes empapados de sudor, manaba sangre, tiñiendo el suelo de rojo y haciendo brillar éstos más allá de lo sobrenatural. A pesar de parecer una lucha encarnizada, ambos disfrutaban de la pelea, de lo que se hacian, de desgarrarse mutuamente, de hacerse rugir y aullar de rabia y dolor. El lobo gozaba con cada rugido que proclamaba su compañera cuando conseguía atrapar su garganta o sus escápulas. La pantera disfrutaba con cada aullido que, involuntariamente, salia de su acompañante cuando sus uñas y/o dientes se clavaban con intesidad en su torax y orejas. Mientras, ambos se alimentaban del otro hasta saciar su sed.

Era un juego, una forma de vida, una forma de pensar... Se reducían a lo más básico: Matar para vivir y alimentarse de lo único que tenian: el otro.

Aunque una vez terminados los juegos sádicos, una vez alimentados y satisfechos volvian a ser simples animales, salvajes eso si, pero tranquilos. Pasando de estar prácticamente a punto de matarse a cuidar el uno del otro.

lunes, 17 de octubre de 2011

Cuellos y muerdos

Qué le has hecho?-preguntó entrando en la habitación con una expresión extraña en el rostro, una mezcla de diversión y cabreo a partes iguales.

Ella le miró desde la cama donde estaba postrada sin entender-A quien?

Al enfermero-contestó él sentandose en el sillón que había en la cabecera de la cama.

No he hecho nada-contestó ella apoyándose en los codos para incorporarse un poco, pues la postura en la que se encontraba no era la más cómoda para ese momento.

Venga ya!-exclamó él haciendo que la ocupante de la otra cama se girara a mirarles con curiosidad. Él se levantó y corrió la fina cortina que separaba ambas camas aunque no sirviera de mucho puesto que aunque impedía la vista el sonido se seguía escuchando igual. Volvió a sentarse en el sillón, inclinándose hacia delante apoyando los codos en sus rodillas-Si no le has hecho nada por que ha salido empalmado de esta habitación?-le preguntó él en un susurro para que la vecina cotilla no se enterara.

El rostro de ella adquirió un color carmesí mientras arqueaba una ceja-estás exagerando, seguro que serían los viales o algo que llevara en los bolsillos-razonó ella mirándole con tranquilidad e inocencia en la mirada-Te estás dejando llevar por la imaginación, si apenas si hemos intercambiado unas palabras, me ha extraido algo de sangre y se ha marchado sin decir nada.

Y tu que has hecho?-preguntó él sin terminar de creerla.

Tu que crees?-le preguntó ella ya algo enojada-piensas que se la he chupado o algo así? Puedes irte a la mierda si piensas eso, que voy a hacer? Sabes que no me importa que me extraigan sangre pero prefiero no ver como se me clava la aguja en la piel, he mirado por la ventana mientras me clavaba la aguja, nada más.

El tono de voz de ella era sincero y él la creyó y así quedaron las cosas. Ella seguía pensando que él habia visto algo que en realidad no habia visto y él seguía pensando que algo había pasado mientras él estaba fuera por el reconocimiento y que habia hecho que sus alarmas se activaran.

Dos días después, mientras ella recogía las cosas de la habitación en la que se habia pasado las ultimas 72 horas entró un médico con el susodicho enfermero detrás. Ella le miró fijamente a los ojos y él apartó la mirada. El doctor le dió unos papeles, justificando así su estancia en aquella habitación y se fue. El enfermero comenzó a rezongar por alli, controlando el gotero a la otra paciente y hablando con ella mientras la muchacha terminaba de meter sus cosas en su mochila. Cuando ya estaba a punto de coger el ascensor para bajar y salir de alli, el enfermero la alcanzó-Siento lo del otro día.

Ella se le quedó mirando con el ceño fruncido sin saber a que se refería, aunque lo más seguro es que se hubiera enterado de la conversación y se refiriera a eso-No pasa nada-contestó tranquila volviendo a mirar las puertas del ascensor, esperando que se abrieran de un momento a otro.

Tu novio tenia razón-admitió él haciendo que ella girara el rostro para mirarle sorprendida sin decir nada. Al ver que no decia nada, el enfermero trató de explicarse-Es tu cuello, mirabas para otro lado para no ver como la aguja se clavaba en tu piel y no pude evitar fijarme, lo tenías estirado, con el pelo recogido y completamente al descubierto... me entraron unas ganas tremendas de darte un muerdo y pensando en ello pasó lo que pasó-confesó él mientras la cara de ella debia ser todo un poema-Si algún dia quieres, éste es mi numero-le deslizó un papel doblado en el bolsillo de la chaqueta-cuídate-dijo justo en el momento en el que las puertas del ascensor se abrian, dándose la vuelta y yendose.

Sin decir nada ella entró en el ascensor para salir de elli cuanto antes, en cuanto estuvo fuera cogió el papel y sin tan siquiera mirarlo lo tiró a la basura, tenía otras cosas en las que pensar en ese momento...

martes, 4 de octubre de 2011

Tenía que hacerlo, al menos una vez

Solo pasó una vez. Fue rápido e inesperado, pero pasó...

Estaba en el bosque. Esperé al menos dos horas y empecé a pensar que se habría cansado de esperarme en aquellas semanas, o que ya no le importaba, incluso que había llegado a odiarme. Y la idea de perderlo para siempe, de perder a mi mejor amigo, a la única persona a la que le había confiado mis secretos, me resultó tan dolorosa que no pude soportarlo, sobretodo si lo sumábamos a todo lo demás que me había sucedido. Noté como se me llenaban los ojos de lágrimas y que se me formaba un nudo en la garganta, como me pasa siempre que estoy disgustada.

Entonces levanté la vista y allí estaba él, a unos tres metros, observándome. Sin pensar siquiera, me levanté de un salto y lo abracé, haciendo un sonido extraño, mezcla de risa, ahogo y llanto. Él me sujetaba con tanta fuerza que apenas le veía la cara, pero pasó un buen rato hasta que me soltó, y fue porque me había dado un hipo muy sonoro y no le quedaba más remedio que dejar que bebiera algo.

Aquel día hicimos lo que haciamos siempre. Hablamos de todo y nada.

Al final de día, cunado regresabamos cada uno a nuestra casa, creo que ya empezaba a creer que las cosas volverían a ser como eran, que seguiriamos como siempre. Entonces, de repente, mientras le hablaba, él me sostuvo la cara entre las manos y me besó.

Me pilló completamente por sorpresa. Después de todo el tiempo que había pasado con él, de observar cómo hablaba, se reía y fruncía el ceño, cabría esperar que supiese todo lo que había uqe saber de sus labios. Sin embargo, no me había imaginado el calor que desprendían al unirse a los míos. Ni que aquellas manos, grandes y fuertes que eran capaces de atrapar cualquier cosa, también pudieran atraparme a mi con la misma facilidad. Creo que hice un ruido con la garganta y recuerdo vagamente tener los dedos cerrados sobre su pecho. Entonces él me soltó y dijo:

Tenía que hacerlo, al menos una vez

Y se fue...

martes, 23 de agosto de 2011

Muerte y vida

Me morderás
pero no me matarás
beberás de mi
y te alimentarás

más seguiré viviendo eternamente

puesto que aunque me vaciaras por completo
mi sangre se uniria a la tuya y seguiria por tanto
viviendo dentro de ti...

y jamás podría morir...

martes, 9 de agosto de 2011

Un adiós sin nombre...

Bueno, antes de nada quiero dejar claro que esto que voy a escribir, y que si algun habitante de mi mundo decide leer, es completamente ficticio y no va por nadie en particular. Es algo que sale de mi mente inspirado en gente no real y por tanto no quiero que haya malos entendidos ni pajas mentales ni cosas por el estilo.

*****

Las cosas no se habian dado como yo pensaba, simplemente era imposible, nuestra relación o lo que fuera que hubiera habido entre los dos habia muerto en el instante en el que me fui con otro. No fue por capricho ni por despecho como puedes llegar a pensar, sino simplemente fue por amor, aunque no hacia la persona con la que me fui sino hacia ti. Sé que suena extraño pero es asi, yo te queria, aún te quiero y sé que siempre te querré pero por protegerte, aunque pienses que me fui con él por diversión, te perdí.

Un suspiro escapó de mis labios mientras una lágrima solitaria corría bajo por mi mejilla derecha. Alcé la mano para enjuagarla, no tenia que llorar, no ahora. Habia hecho lo que consideraba correcto en ese instante y tenía que ser valiente y avanzar, seguir hacia adelante mientras te dejaba a ti atrás.

Por que lo hice te preguntarás... Lo hice... lo hice... lo hice porque así tenía que ser, porque tu ya habias sufrido bastante por mi culpa, habias terminado en un lugar desolado por quererme, sin amigos, sin familia, sin dinero, completamente solo mientras, en teoria, yo lo tenía todo.

Habia provocado caos, confusión y dolor a mi paso... en ti... en mi... en todo cuanto me habia rodeado y a todas aquellas personas que se habian cruzado en mi camino. Cuando volví a verte después de nuestra primera separación, se me hizo un nudo en la garganta, sentí esa sensación que otros definirían como mariposas en el estómago, aunque sabes que entre mis muchos defectos no está el romanticismo. La electricidad atravesó mi cuerpo cuando nuestras manos se rozaron y mi mente viajó a mil kilómetros de distancia directa al cielo cuando volviste a besarme y sin embargo...

De nada servía rememorar el pasado, tu estabas alli por una cosa, yo por otra, el destino nos habia unido de nuevo, envolviendonos en su cruel juego para lanzarnos después de un breve instante a millones de kilometros, separados el uno del otro. Pude haber dicho que no, haberle gritado a los cuatro vientos que te amaba, que te sigo amando pero eso no habría servido de nada, bien lo sé y por eso ahora sigo mi camino.

No nos engañemos de nuevo, te dañé de la forma más mezquina que pude hacerlo y eso ya no tiene reparo alguno aunque en mi vientre lata desesperado el único vínculo que quizás, algun dia, pueda unirnos de nuevo...

martes, 19 de julio de 2011

Conversación de a dos

Como van a ser las cosas a partir de ahora?
No lo sé
Van a cambiar?
No tienen porqué
Pero las cosas cambian, ya no es lo mismo... te mentí
Lo sé, pero las cosas no cambian si uno no quiere que cambien, se pueden obviar algunas mentiras, pasar por alto malos momentos y quedarse con los buenos
La gente cambia
No, la gente es como es, no la puedes cambiar aunque lo intentes con todas tus fuerzas, simplemente has de aprender a aceptar a las personas como son y o las aceptas o las descartas
Entonces todo sigue igual?
No veo porque no, tu has cambiado? lo he echo yo?
...no... creo que no
Entonces? Si tu sigues siendo tu y yo sigo siendo yo porque tienen que cambiar las cosas?
Pero...
Mierda, quieres dejar ya el tema? Ya se habló no? Pues si no quieres que las cosas cambien dejalo ya
Pues también tienes razon
Pues ya está
Eres rara de cojones
Lo sé

viernes, 1 de julio de 2011

Subete al ring

Cinco... tres contra dos... no es muy buen pronóstico cierto? Cuando tienes las apuestas contra ti solo puedes hacer dos cosas:
a) Retirarte, lo que seria una cobardia por tu parte, o
b) Echarle lo que, bastamente, se dice como cojones a la cosa y plantar cara, demostrar que aunque las apuestas estén en contra tuya puedes afrontarlas y salir incluso victorioso de ellas.

Ahora bien, una vez subido al cuadrilatero, todo lo que ocurra depende unicamente de ti, puedes esquivar los golpes, recibirlos e incluso devolverlos, la unica persona que decide quien gana y quien pierde es un árbitro, quien mediante un silbato te va diciendo asalto tras asalto quien gana, pero... que ocurre si una vez en el cuadrilatero descubren que has hecho dopping? si te pillan mintiendo? Tu dices que no es cierto... pero las pruebas indican lo contrario.... eso es duro... inmediatamente quedas descalificado y tu contrincante gana ahora bien.... realmente gana?

Situemonos en el otro lado del cuadrilatero: otro jugador... otra persona que lucha por sus sueños... alguien que peleará por conseguir lo que desea y que lo unico que quiere es que... si ha de pelear sea un combate limpio... como se sentirá esa persona al descubrir que gana por descalificacion? No ha hecho nada por merecerse ganar por lo que aunque en teoria gane se siente perdedor...

Y ahi los tienen... dos personas que han intentado luchar por lo que desean, están ahora cada uno a un lado del cuadrilatero, cada uno en su rincón, sumidos en sus propios mundos... ninguno se siente vencedor, ambos saben que han perdido... uno por mentir, el otro por dejarse engañar...

Conclusión: La mentira, ese acto de simular o fingir, de ocultar la realidad de forma parcial o total para tu propio beneficio, ese engaño intencionado y consciente, solo lleva al dolor, la traición y la desconfianza.

Porque hay una cosa que está clara.... se pilla antes a un mentiroso que a un cojo...

*****

Segundo asalto...

Cada uno en su rincon por favor... los guantes preparados, todo el mundo fuera del ring. Se van los preparadores, los chicos de la toallas que retiran el sudor de la frente de los boxeadores, los masajistas, los de los cubos e incluso los/las fans... sobre el cuadrilatero solo quedan los jugadores, ni siquiera el arbitro puesto que será o deberia ser un combate limpio.

Suena el gong y avanzan hasta el centro... comienza la pelea. Cada uno sabe donde debe golpear para que el contrario caiga doblado de dolor sobre la lona. Los golpes se sudecen... unos detrás de otros... con más maña que fuerza algunos se esquivan y otros se encajan...quién ganará?

Al termino de la pelea yacen los dos en el suelo, exhaustos.... ninguno se mueve... es como si estuvieran muertos, al menos uno de ellos se siente asi... ko tecnico... ninguno gana... los dos pierden

jueves, 30 de junio de 2011

Una noche contigo

Acaricias la piel de mi espalda con las yemas de los dedos, mientras tumbada boca abajo en la cama miro de reojo tu silueta que se recorta contra la tenue luz que entra por la ventana. Me encanta la forma en la que tus manos se mueven por mi cuerpo desnudo apenas cubierto por la sábana que nos arropa, inclinas la cabeza dejando que tus cabellos acaricien mi nuca mientras comienzas a besar y mordisquear mi hombro, sabes que eso hace que se me erice la piel...

Me giro, en busca de tus labios, extendiendo los brazos para rodear tu cuerpo de ninfa atrayendote a mi, recostandote contra mis pechos que se agitan tras una noche de intensa pasión. Nuestros labios se unen y nuestras lenguas entrelazadas se buscan desesperadamente besandonos con un deseo incontrolable.

Mis manos se pierden por tu cuerpo, recorriendolo por completo, entreteniendose en tu vulva henchida por el placer, humedeciendo mis dedos para acariciarte por completo mientras de tus labios brotan esos jadeos que hacen que mi respiración se agite, deseando oirte gritar de nuevo mi nombre entre gemidos y suspiros, sintiendo como te retuerces mientras atormento tus pezones con mi lengua.

Te atormento como has hecho tu hace unos minutos, llevándote hasta el borde del placer una y otra vez pero cambiando la zona de caricias en tu cuerpo para que tus pezones se empitonen y tu sexo se humedezca sin cesar. Mi lengua recorre tu piel que sabe a sal y huele a mar, embriaga mis sentidos y me hace desearte aún más...

Me encanta sentir tus uñas clavarse en mi espalda, es placentero, excitante... Con la cabeza hundida entre tus piernas observo como agarras con fuerza las sábanas a la par que los sonidos que brotan de tus carnosos labios se hacen cada vez más audibles. Los espasmos de tu cuerpo me hacen sonreir mientras te llevo hasta ese orgasmo que tanto anhelabas y que inhunda mi boca mientras el sol comineza a trazar dibujos en mi piel...