Porque si,
porque las cosas cambian porque nada vuelve a ser lo mismo. Te rompes, te
recompones, te adaptas y sigues adelante.
¿Qué no
me quieres? Pues nada, tú te lo pierdes. Que si, que hemos tenido nuestros
momentos de sexo y lujuria pero ya. No soy tu juguete, no puedes tenerme cuando
quieras, ya no. Valgo mucho más que eso aunque hubo una época en que lo olvidé,
pero sigo adelante.
Me
cansé de hacer maletas, de ir de un lado para otro. Ya no quiero seguir
huyendo, ni quiero seguir escondiéndome del mundo. Estoy aquí y lo digo con voz
alta y clara: ME QUEDO.
Sí, es
posible que haya tardado en darme cuenta pero tengo luz propia. Puede que no
sea más que una pequeña cerilla pero la voy a proteger hasta que vuelva a ser
una hoguera que queme toda la oscuridad que tengo dentro de mí.
Me sorprende
la gente que se ha dado cuenta del cambio, porque la hay. La misma persona que
me dijo que era oscura me preguntó qué me había pasado para volver a ver esa
luz en mis ojos. No son grandes cambios, sino sutiles pero las personas que te
aprecian de verdad son las que notan enseguida cómo te encuentras.
Así que
voy a aceptar su ofrecimiento. No será fácil, pero nada en la vida lo es.
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