viernes, 5 de febrero de 2016

La luz se refleja en los cristales. Me ciega, pero aun así sigo girando la cara para que los rayos del sol me den de lleno. Cierro los ojos y respiro profundamente. Es una sensación agradable.

He regresado. Mi tiempo allí ha pasado como un suspiro. Algunas cosas han cambiado, otras no.

Mi mente, mis pensamientos, siguen siendo caóticos pero he aprendido a valorarlos.

La gente me sigue sorprendiendo aunque ya no me lo tomo de la misma forma. Dependiendo de quién me sorprenda me resulta agradable o indiferente, incluso a veces me hacen reír.

Sigo escribiendo para mí. Solo existen dos personas, aparte de mí, capaces de entender con claridad lo que digo en cada escrito. El resto sólo pueden interpretarlo y, seguramente, lo interpretarán mal.

Lo ocurrido estos dos años se queda en un cajón. Ahora toca una nueva etapa. Es hora de volver.

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