martes, 17 de enero de 2012

Caldeando el ambiente

Un abrazo. Una caricia. Una mirada. Una caida de ojos. Un beso, quizás demasiado cerca de la comisura de los labios. Una sonrisa pícara. Un sonrojo.

Las manos juguetonas que comienzan a deslizarse por la espalda, tratando de colarse bajo la ropa, mientras los dedos trazan dibujos inconexos en la base de la misma. Otras manos, más masculinas se apoderan con deseo de las nalgas. Los cuerpos se juntan, los besos se suceden, primero lentos, casi timidos como comprobando el terreno, luego más apasionados. Se entreabren los labios, las lenguas se enlazan, las salivas se mezclan...

Poco a poco la temperatura va ascendiendo y la ropa se va eliminando de la ecuacion. Los cuerpos semidesnudos se rozan, las manos masculinas abandonan las nalgas para acariciar lso pechos, torturando los pezones, las femeninas rasguñan la cintura de su acompañante en busca de los botones que protegen una hinchazon mas que evidente.

Las lenguas recorren caminos distintos, una recorre la garganta bajando lentamente, la otra se entretiene saboreando el lobulo de la oreja. Los estremecimientos recorren ambos cuerpos, las pieles se erizan. Como si fueran uno solo, se apegan más el uno al otro. Se buscan.

El resto de la ropa que quedaba termina volando por la habitación. Una espalda que se apega en la pared, unas manos que agarran unas nalgas, unas piernas que rodean unas caderas. Las bocas divirtiendose, probandose de mil y una formas mientras los cuerpos se encuentran.

Un gemido ahogado. Movimientos acompasados. Unas uñas que se clavan en unos hombros. Unas manos que agarran ya sin pudor alguno el trasero de su acompañante. Suspiros entrecortados. Respiraciones agitadas...

Una espalda se arquea. Un estremecimiento recorre un cuerpo. Un grito desenfrenado. Un gemido profundo. Una explosión. Calor, mucho calor.

Una noche de pasión.

3 habitantes han dejado su opinión:

El ángel de Gaia dijo...

Tan sencilla en la sintaxis que uno se siente dentro de la escena, participando activamente con la persona que tenemos en mente cada vez que cosas como estas son leídas.

sam, una venusiana perdida en este mundo dijo...

Eso pretendia, que quien lo leyera se sintiera dentro de la escena, viendo o disfrutando de la misma ;)

Historias de humo dijo...

Escueto, pero muy bueno.

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