lunes, 20 de diciembre de 2010

Relatos cortos volumen 8: Estar contigo es como estar en casa.

Como cada noche, me escapé de mi casa para ir a la suya, no podía soportar estar encerrada en mi habitación sola, ya me había acostumbrado a colarme por su balcón y dormir con él, acurrucarme bajo las sábanas y quedarme dormida entre sus brazos, despertarme por las mañanas e irme a mi casa, cambiarme de ropa e irme tras pasar una noche sin pesadillas ni malos rollos.

Esta noche no fue distinta, tras ducharme y hacer como que me iba a dormir, cuando estuve segura que podia irme, me escapé por la ventana y me dirigí a su casa, como siempre me habia dejado el balcón abierto, no estaba pero daba lo mismo, sabía que terminaría viniendo. Me puse una vieja camiseta suya, me estaba grande, me llegaba a mitad de muslo pero olia a él y me hacía sentir bien, en casa. Me metí en la cama y me encendí un cigarro, hojeé una revista tumbada boca abajo mientras le esperaba. Pasado un rato, cuando ya habia apagado el cigarro, sentí unas manos en mi cintura, y su cuerpo posandose sobre el mio, mientras besaba mi cuello con dulzura.

Hola princesa-sonreí al escuchar su voz y me giré tendiendole los brazos para que se acurrucara conmigo, me besó la mejilla y mi sonrisa se ensanchó. Enseguida me acurruqué con él y cerré los ojos mientras le rodeaba la cintura con los brazos, estar con él era como estar en casa.-Que tal tu dia?

Ahora bien-sonreí besando su mejilla, rozando ésta con la punta de mi nariz-Qué tal tu?

Me alegro-murmuró rodeándome con sus fuertes brazos y apoyando su cabeza en mi pecho. Sonrió con esa sonrisa que me hacia sonreir a mi también sin proponermelo-Cuando estoy contigo estoy bien.

Me reí y restregué mi nariz por su mejilla, era adorable y habia tanta naturalidad en su forma de ser que no necesitaba pensar que hacer ni como ser, simplemente era yo. Se giró y me miró con esos ojos insondables que me hacían preguntarme mil cosas sobre él, cosas que sabía que no me contestaría.

Ahora si puedo?-preguntó mirandome, sabía a que se refería, llevaba mucho tiempo sabiendo lo que había, y siempre me habia negado porque sabía que la situación no se quedaría como si tal cosa. Le miré y fruncí ligeramente el ceño.

por que quieres hacerlo?-le pregunté acariciando su mejilla con el pulgar.

porque te quiero-murmuró con naturalidad. Me quedé pensativa y asentí, sabía que le queria pero también sabia que no de la misma forma que él a mi, aunque si era una persona muy especial, era alguien con quien podía ser yo misma y por eso mismo me escapaba de casa todas las noches, para poder estar con él y sentirme protegida y bien.

Acercó sus labios a los mios y los rozó con suavidad, cerré los ojos mientras sentía cómo me estremecía de pies a cabeza y entreabrí los labios acariciando con timidez los suyos con la punta de la lengua incitándole a que los abriera, me encerró entre sus brazos mientras enlazaba su lengua con la mia, yo acaricié su mejilla con las yemas de los dedos enterrando éstos en el cabello de su nuca mientras me acercaba a su cuerpo. Fue inevitable, su cuerpo reaccionó a mis besos y caricias y se apartó de mi azorado.

Lo siento-murmuró acariciando mis labios con el pulgar, entreabrí los ojos y le miré con una enorme sonrisa dibujada en mis labios.

No lo sientas, me siento halagada-murmuré dándole un suave beso en los labios y acurrucandome con él dispuesta a dormir. Suspiré y me agarré a su cuerpo.

Te amo-susurró muy bajito envolviendome con sus brazos y acomodándose conmigo en su cama

Lo sé-murmuré medio dormida, sentí sus labios en mi pelo y su cuerpo rodeándome. Si, realmente era como estar en casa.

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