La noche anterior algo habia encajado y sin embargo ahora estaba aqui, sentada en mi cama con las piernas recogidas contra el pecho, rodeandolas con mis brazos y la cabeza apoyada en las rodillas, tratando de averiguar qué habia sido. Alcé el rostro y pude verme en el espejo, aunque pálida mis ojos brillaban como hacía tiempo que no lo habian hecho. Sin vacilar más, cogí el teléfono y marqué ese número, el cual de tanto llamarlo, se habia quedado grabado en mi memoria y en las gastadas teclas del aparato.
Un tono, dos tonos, tres tonos...
Digame?-su voz era más profunda de lo habitual.
Soy yo-murmuré, pues de tantas veces que le habia llamado y hablado con él en el ultimo mes no hacia falta ni decirle mi nombre.-Te pillo en mal momento?-le pregunté Su voz se relajó al instante.
No, para ti siempre tengo tiempo-murmuró con dulzura.
Sabia que habria dormido pocas horas o ninguna como en mi caso. Encendí un cigarrillo entre mis temblorosos labios a la par que jugaba con el cable del teléfono, enrrollandolo y desenrrollandolo por entre mis dedos.
Linda estas bien?-me preguntó con preocupación pues me había quedado callada pensando en como plantearle lo que se me habia pasado por la cabeza.
Si... podemos quedar?-le pregunté de sopetón sin darle más vueltas. Qué tenia de extraño quedar? Acaso no lo habíamos hecho muchas veces? Nos llamabamos, deciamos hora y lugar y quedabamos para tomarnos un café, charlar o simplemente pasear. El otro extremo de la linea se quedó en silencio.-sigues ahi?
hoy?-preguntó con un tono... esperanzador?
Negué con la cabeza antes de recordar que estaba hablando por teléfono y que no podía verme-Mañana... podría ir a tu casa?
Un ruido, como de un objeto que se cae y se estrella contra el suelo, provino del otro lado de la linea e hizo que me sobresaltara cayendoseme la ceniza del cigarro al suelo. Miré mi teléfono con cara extrañana como si pudiera ver a través de él, cosa que obviamente no iba a suceder.
Si, si, claro que si-la voz me llegaba cada vez más cerca, como si estuvieran acercando el teléfono-Vente mañana a la hora que quieras, te parece bien sobre las 12? y si te invito a comer? o prefieres un café despues? tu dime...
Noté como mi cara se indenciaba cual brasa de cigarro al escuchar sus propuestas y aplasté con mas fuerza de la necesaria la colilla en el cenicero.
A comer estaría bien...-me dejé caer de espaldas sobre la cama aguantando la respiración por si me decia que no aunque lo habia propuesto él.
Perfecto-pude imaginar la sonrisa que se le habia formado en la cara al pronunciar esa palabra, solté lentamente el aire que habia estado reteniendo en mi interior-entonces mañana te vienes a casa, comemos, charlamos y lo que sea
Su tono de voz sonaba desenfadado sin embargo yo me sonrojé tanto que era incapaz de decir nada salvo un timido hasta mañana que él contestó con alegría mientras me sentía morir de la verguenza. Ya estaba hecho, ahora no habia vuelta atrás...
*****
Din don....
Esperaba nerviosa ante la puerta de tu casa. No me había arreglado, al menos no como cuando salía de noche, simplemente unos vaqueros, una blusa, la chaqueta y mis sempiternas botas. Le pelo recogido en una coleta, aunque las puntas del mismo me hacían cosquillas en la nuca. Abrió la puerta y sonrió. Me quedé mirandole y me eche a reir, parecía que nos habíamos puesto de acuerdo en la elección de los colores de nuestra ropa.
Entré en su casa algo nerviosa y, tras darle la chaqueta y el bolso, le seguí hasta el salón donde nos sentamos a hablar de cualquier tema. Agradecí que no sacara a colación el motivo de mi llamada el día anterior. En verdad mis nervios desaparecieron casi al instante mientras charlábamos y reíamos, luego le ayudé a hacer la comida. Fue divertido, nos movíamos por la cocina con torpeza chocando cada dos por tres el uno con el otro, a decir verdad esto no era dificil pues la cocina no es que fuera muy grande.
Mientras comíamos sentí sus ojos clavados en mi rostro, con intensidad. Si, estaba claro lo que habia pero me sabía incapaz de hacerlo así como así y él lo sabía. Tras recoger la mesa, sus dedos se encontraron en mi cuello, haciéndome estremecer por tan sutil y suave caricia, sus labios rozaron mi piel y su respiración recorrió mi garganta haciendo que me echara a temblar.
Nuestros labios se encontraron y ahi perdí la noción de todo... del tiempo... del lugar... Sólo podía sentirle a él y el calor que inhundaba mi cuerpo. Sus manos recorrieron mi cuerpo eliminando cualquier obstaculo que encontraran a su paso, las mias lucharon por deshacerse de lo mismo. La mente desconectada, el cuerpo tomando el poder...
En un momento dado mi mente volvió a unirse a mi cuerpo y observé su rostro perlado por el sudor, sus ojos fijos en los mios mientras nuestros cuerpos se entrelazaban y entonces lo vi... un deseo irreflenable, una mirada intensa, profunda y oscura, cargada de pasión mientras sus manos me acariciaban con ternura... Al final sus ojos me habían mostrado lo que sus labios no habian dicho.
Un tono, dos tonos, tres tonos...
Digame?-su voz era más profunda de lo habitual.
Soy yo-murmuré, pues de tantas veces que le habia llamado y hablado con él en el ultimo mes no hacia falta ni decirle mi nombre.-Te pillo en mal momento?-le pregunté Su voz se relajó al instante.
Sabia que habria dormido pocas horas o ninguna como en mi caso. Encendí un cigarrillo entre mis temblorosos labios a la par que jugaba con el cable del teléfono, enrrollandolo y desenrrollandolo por entre mis dedos.
Linda estas bien?-me preguntó con preocupación pues me había quedado callada pensando en como plantearle lo que se me habia pasado por la cabeza.
Si... podemos quedar?-le pregunté de sopetón sin darle más vueltas. Qué tenia de extraño quedar? Acaso no lo habíamos hecho muchas veces? Nos llamabamos, deciamos hora y lugar y quedabamos para tomarnos un café, charlar o simplemente pasear. El otro extremo de la linea se quedó en silencio.-sigues ahi?
hoy?-preguntó con un tono... esperanzador?
Negué con la cabeza antes de recordar que estaba hablando por teléfono y que no podía verme-Mañana... podría ir a tu casa?
Un ruido, como de un objeto que se cae y se estrella contra el suelo, provino del otro lado de la linea e hizo que me sobresaltara cayendoseme la ceniza del cigarro al suelo. Miré mi teléfono con cara extrañana como si pudiera ver a través de él, cosa que obviamente no iba a suceder.
Si, si, claro que si-la voz me llegaba cada vez más cerca, como si estuvieran acercando el teléfono-Vente mañana a la hora que quieras, te parece bien sobre las 12? y si te invito a comer? o prefieres un café despues? tu dime...
Noté como mi cara se indenciaba cual brasa de cigarro al escuchar sus propuestas y aplasté con mas fuerza de la necesaria la colilla en el cenicero.
A comer estaría bien...-me dejé caer de espaldas sobre la cama aguantando la respiración por si me decia que no aunque lo habia propuesto él.
Perfecto-pude imaginar la sonrisa que se le habia formado en la cara al pronunciar esa palabra, solté lentamente el aire que habia estado reteniendo en mi interior-entonces mañana te vienes a casa, comemos, charlamos y lo que sea
Su tono de voz sonaba desenfadado sin embargo yo me sonrojé tanto que era incapaz de decir nada salvo un timido hasta mañana que él contestó con alegría mientras me sentía morir de la verguenza. Ya estaba hecho, ahora no habia vuelta atrás...
Din don....
Esperaba nerviosa ante la puerta de tu casa. No me había arreglado, al menos no como cuando salía de noche, simplemente unos vaqueros, una blusa, la chaqueta y mis sempiternas botas. Le pelo recogido en una coleta, aunque las puntas del mismo me hacían cosquillas en la nuca. Abrió la puerta y sonrió. Me quedé mirandole y me eche a reir, parecía que nos habíamos puesto de acuerdo en la elección de los colores de nuestra ropa.
Entré en su casa algo nerviosa y, tras darle la chaqueta y el bolso, le seguí hasta el salón donde nos sentamos a hablar de cualquier tema. Agradecí que no sacara a colación el motivo de mi llamada el día anterior. En verdad mis nervios desaparecieron casi al instante mientras charlábamos y reíamos, luego le ayudé a hacer la comida. Fue divertido, nos movíamos por la cocina con torpeza chocando cada dos por tres el uno con el otro, a decir verdad esto no era dificil pues la cocina no es que fuera muy grande.
Mientras comíamos sentí sus ojos clavados en mi rostro, con intensidad. Si, estaba claro lo que habia pero me sabía incapaz de hacerlo así como así y él lo sabía. Tras recoger la mesa, sus dedos se encontraron en mi cuello, haciéndome estremecer por tan sutil y suave caricia, sus labios rozaron mi piel y su respiración recorrió mi garganta haciendo que me echara a temblar.
Nuestros labios se encontraron y ahi perdí la noción de todo... del tiempo... del lugar... Sólo podía sentirle a él y el calor que inhundaba mi cuerpo. Sus manos recorrieron mi cuerpo eliminando cualquier obstaculo que encontraran a su paso, las mias lucharon por deshacerse de lo mismo. La mente desconectada, el cuerpo tomando el poder...
En un momento dado mi mente volvió a unirse a mi cuerpo y observé su rostro perlado por el sudor, sus ojos fijos en los mios mientras nuestros cuerpos se entrelazaban y entonces lo vi... un deseo irreflenable, una mirada intensa, profunda y oscura, cargada de pasión mientras sus manos me acariciaban con ternura... Al final sus ojos me habían mostrado lo que sus labios no habian dicho.
0 habitantes han dejado su opinión:
Publicar un comentario