lunes, 31 de enero de 2011

Una verdad como un templo (VII)

Es fácil mirar a la gente y hacer juicios rápidos sobre ellos, sus presentes y sus pasados, pero podríamos asombrarnos ante el dolor y las lágrimas que esconde una sola sonrisa. Lo que una persona muestra al mundo es sólo una minúscula faceta del iceberg escondido de la vista. Y la mayoría de las veces, está marcado con grietas y cicatrices que recorren todo el camino hasta los cimientos de su alma.

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